El parásito del mes: Las sarnas en los ovinos y caprinos

El parásito del mes: Las sarnas en los ovinos y caprinos

Figura 1: Figura 1. Morueco afectado de sarna psoróptica.

Descripción: Las sarnas o “roña” de los pequeños rumiantes son ectoparasitosis causadas por ácaros (artrópodos de la subclase Acari) que cursan con una dermopatía contagiosa generalmente de carácter crónico y asociada a prurito (Figura 1). Los agentes causales se encuentran en la piel del hospedador y se transmiten con mayor frecuencia por contacto directo y, ocasionalmente, por medio de fómites y vectores mecánicos. Las sarnas están asociadas a mal manejo, son de carácter estacional (otoño-invierno) y tienen importantes repercusiones clínicas y económicas.

Etiología: Los ácaros de la sarna son artrópodos de la Clase Arachnida pertenecientes a los Ordenes Sarcoptiformes (Familias Sarcoptidae y Psoroptidae) y Trombidiformes (Familia Demodecidae), siendo la sarna sarcóptica (causada por Sarcoptes scabiei) y la sarna psoróptica (originada por Psoroptes ovis) las más frecuentes y con mayor impacto económico en los sectores ovino y caprino. Con menor frecuencia, se reporta la sarna corióptica (Chorioptes bovis) y de forma anecdótica la sarna demodécica (Demodex ovis y Demodex caprae) (Figura 2).

 

 

Figura 2. Morfología de las principales especies de ácaros causantes de sarna en los pequeños rumiantes. A) Sarcoptes scabiei (sarna sarcóptica) (Imagen cedida por el Dr. Miguel A. Habela, Universidad de Extremadura); B) Psoroptes ovis (sarna psoróptica); C) Chorioptes bovis (sarna corióptica)(Imagen cedida por Juan David Carbonell Bonelo, Univ. Complutense de Madrid); C) Demodex ovis (sarna demodécica).

 

Hospedadores: La oveja y la cabra. Existen cada vez más evidencias sobre la existencia de variedades específicas de cada especie hospedadora. Esto es evidente en la sarna sarcóptica cuyos agentes etiológicos son Sarcoptes scabiei var. ovis y caprae en el ganado ovino y caprino, respectivamente.

Zoonosis: Únicamente los ácaros de la sarna sarcóptica (Sarcoptes) pueden producir episodios de dermatitis urticariforme intensos en personas. Se trata de procesos autolimitantes ya que el ácaro no se multiplica en el ser humano.

¿Cómo es el ciclo biológico de los ácaros de la sarna?

  • Todas las especies de ácaros causantes de las sarnas de los pequeños rumiantes presentan ciclos biológicos directos que se desarrollan bien íntegramente sobre la superficie de la epidermis (Psoroptes y Chorioptes), parcialmente en galerías excavadas en la epidermis (Sarcoptes) o en el folículo piloso y glándulas sebáceas anejas (Demodex).
  • Tras la cópula en la superficie de la epidermis, las hembras depositan huevos (en galerías excavadas en Sarcoptes) de los que emerge una larva hexápoda que posteriormente muda a ninfa I y ninfa II y posteriormente a adulto (Figura 3).
  • La duración del ciclo biológico oscila entre los 10 días en Psoroptes, 15-20 días en Sarcoptes, 20-21 días en Chorioptes y 20-30 días en Demodex.

 

 

 

Figura 3. Ciclo biológico de los ácaros de la sarna de los pequeños rumiantes.

 

¿Cómo se infectan los pequeños rumiantes? ¿Qué factores favorecen la transmisión?

  • Las sarnas son procesos cosmopolitas y ocasionan importantes pérdidas económicas principalmente debidas a las pérdidas en la condición corporal y en los rendimientos productivos; junto con la depreciación de las pieles y lanas. En algunos casos se ha observado la disminución en la fertilidad de los machos por dermatosis en el escroto debido a la alteración que se produce en la correcta regulación térmica testicular.
  • El contagio es por contacto directo de animales enfermos o portadores inaparentes a los animales no infestados. Este contacto acontece, principalmente, durante la lactación, en la monta natural y en la estabulación durante las épocas invernales.
  • Los animales jóvenes son más susceptibles a la infestación y existen claros factores predisponentes, entre otros, la desnutrición o la dieta inadecuada (deficiencias en proteínas, lípidos, minerales, Vit. A y B), el estrés, el hacinamiento y la falta de higiene, así como los ambientes húmedos y mal ventilados.
  • Otros factores favorecedores dependientes del hospedador son la presencia de procesos debilitantes (bronconeumonías verminosas o parasitosis gastrointestinales) y cutáneos, la predisposición genética en razas puras y la presencia de pelo largo o lana larga y fina.
  • Las condiciones de baja temperatura y elevada humedad relativa ambiental permiten la supervivencia de los ácaros fuera del hospedador hasta 2-3 semanas. Esta puede extenderse hasta las 6 semanas en Psoroptes; por lo que los fómites (cama, útiles de esquileo, aperos, etc.) contaminados pueden ser importantes fuentes de infestación.
  • En España existe una estacionalidad marcada, observándose las formas clínicas más graves en las épocas de otoño e invierno y una remisión en primavera y verano, cuando predominan las formas subclínicas y los portadores asintomáticos.
  • No debe descartarse el papel de los reservorios, como roedores u otros animales presentes en la explotación, en la epidemiología de los ácaros de la sarna. Las transmisiones cruzadas entre distintas especies de rumiantes y cérvidos son posibles, con lo que las medidas profilácticas deberán estar orientadas, entre otras actuaciones, a la separación física de los colectivos y evitar el contacto con rumiantes silvestres.

¿Cuáles son la patogenia y los signos clínicos de la sarna en la oveja y en la cabra?

  • De forma general los ácaros de la sarna presentan acciones mecánico-irritativas, expoliadoras y antigénicas/inmunogénicas (hipersensibilidad tipo I) principalmente ocasionados por la saliva, restos de muda y productos del metabolismo (excrementos, etc.). En el caso de Demodex, éste es eminentemente oportunista y debido a su localización en el folículo piloso ocasiona foliculitis e inflamación de las glándulas sebáceas facilitando el desarrollo de infecciones secundarias por estafilococos.
  • Generalmente las sarnas cursan con prurito intenso (Tabla 1); los animales se rascan, se frotan contra los objetos y se mordisquean constantemente, lo que les provoca estrés y autolesiones, todo ello asociado al descenso del consumo de alimentos y a la pérdida de peso.
  • En las sarnas que cursan con prurito se produce un intenso rascado y se asocia a alopecia. En el ganado ovino afectado de sarna psoróptica frecuentemente se observa la pérdida de partes del vellón y por tanto su depreciación (Figura 1 y 4).
  • Generalmente cada sarna suele tener un patrón lesional característico, como se representa en la Figura 5. Los signos clínicos y lesiones presentes en los diferentes tipos de sarna se recogen en la Tabla 1.
  • Según el hospedador ovino o caprino pueden encontrarse diferencias en la presentación, así:
  • Sarna sarcóptica (“sarna seca, del morro o de la cara”): en la cabra se observan escamas y costras gris-azuladas (“escamas de pescado”).
  • Sarna psoróptica (“sarna húmeda, roña”): es más frecuente e importante en el ganado ovino y en el caprino está asociada al pabellón auricular (“sarna ótica”).
  • Sarna corióptica (“sarna de las patas”): es la más benigna, asociada a dermatitis escrotal en los machos de ambas especies hospedadoras.
  • Sarna demodécica: mientras que en caprino es frecuente y grave en animales jóvenes estabulados, en los que puede generalizarse y producirse abscesos; en ganado ovino es rara y leve.

Figura 4. Ovinos afectados de sarna sarcóptica (A) y psoróptica (B). (Imágenes cedidas por el Dr. Miguel A. Habela, Universidad de Extremadura).

 

 

Figura 5. Patrón lesional de la sarnas de los pequeños rumiantes. En azul la sarna sarcóptica (de la cabeza o sarna seca): cara, cuello y espalda. En rojo la sarna psoróptica (del cuerpo, del vellón o sarna húmeda): dorso, grupa, maslo de la cola y pabellón auricular. En amarillo la sarna corióptica (de la cola o de las patas): maslo de la cola, periné, vientre y extremidades. En verde la demodicosis (sarna folicular): distribución anatómica inconstante.

 

Tabla 1. Frecuencia de aparición e intensidad de los signos y lesiones más frecuentes en las sarnas de los pequeños rumiantes (modificado de Martínez-Carrasco et al., 2019. Enfermedades infectocontagiosas en rumiantes. Elsevier).

 

¿Cómo se realiza el diagnóstico de la sarna?

  • El diagnóstico debe llevarse a cabo ante la mínima sospecha de sarna para tratar de aplicar las medidas de control a la mayor brevedad y evitar la diseminación al colectivo.
  • El diagnóstico debe basarse en una correcta y detallada anamnesis, para identificar los posibles factores de riesgo y realizar un examen físico de los animales, con el objeto de definir el cuadro clínico y su similitud con lo esperado en procesos cutáneos debidos a ácaros de la sarna.
  • El diagnóstico diferencial debe incluir a las micosis, las dermatitis bacterianas y las pediculosis, así como otras causas como la fotosensibilización, las carencias de Zn o los traumatismos.
  • Finalmente, el diagnóstico laboratorial es definitivo. Existen técnicas serológicas (ELISA y Western-blot) basadas en la detección de anticuerpos frente a las proteínas de los ácaros, pero estas pruebas son de mayor interés para la vigilancia que en el diagnóstico rutinario de un proceso activo por la persistencia de las inmunoglobulinas específicas tras meses de la exposición inicial.
  • Los métodos directos de detección aplicados a las muestras de piel son de mayor interés, aunque adolecen de una limitada sensibilidad, especialmente en los casos de infección crónica donde la carga parasitaria sea menor que en los casos con una clínica aguda. Si bien existen métodos basados en la amplificación específica de los ácidos nucleicos de los ácaros (PCR) su sensibilidad es reducida y, por tanto, se recomiendan los métodos clásicos basados en la toma de muestras mediante raspado cutáneo, ya que tienen una eficacia demostrada y son fácilmente implementables, rápidos y de bajo coste.
  • La recogida de las muestras se debe realizar con una cuchilla de bisturí sumergida en glicerol para facilitar la adherencia y recogida del material (ácaros, costras y descamaciones) e incidiendo en los bordes de la lesión, donde los tejidos están más irrigados y tienden a albergar mayor número de ácaros. Se recomienda la incubación a 30-37°C durante algunas horas para activar los ácaros y facilitar su visualización. Después, la muestra puede examinarse directamente con un esteromicroscopio, tratando de evidenciar la presencia de ácaros potencialmente vivos y móviles o bien mediante el aclarado de la muestra en un vidrio de reloj con potasa (KOH al 10%). La muestra puede disgregarse con la misma cuchilla y dejar actuar unos minutos la potasa con el objeto de reblandecer los tejidos hiperqueratinizados y facilitar la observación de las formas parasitarias (adultos, ninfas, larvas y huevos). La detección requiere la observación sistemática de toda la muestra. Puede incrementarse la sensibilidad del método mediante la flotación de la muestra en solución densa (NaCl o sacarosa) y posterior examen microscópico.

 

¿Cómo afrontamos el control en nuestra explotación?

  • Toda medida de control debe basarse en un diagnóstico etiológico e implementarse tan pronto como existan sospechas, iniciándose por la separación física de los afectados y seguida por la selección del tratamiento óptimo cuya elección debe basarse en una serie de parámetros, como el modo de aplicación, la eficacia frente a los distintos agentes y el modo de acción, respetando siempre las dosis establecidas en la ficha técnica y evitando la sub-dosificación que se relaciona con la aparición de resistencias a los fármacos.
  • Atendiendo a factores como la incidencia, el tamaño del rebaño y las características de las instalaciones, deben evaluarse las vías de administración transcutánea (spot-on y pour-on) o percutánea (inyectable). La aplicación de baños, nebulizaciones o lavados con organofosforados y piretroides están menos indicados porque no aseguran una eliminación de los ácaros, especialmente en ovinos con una lana fina y vellón denso.
  • En la Tabla 2 se incluyen las indicaciones terapéuticas de más interés para combatir las sarnas de los pequeños rumiantes.
  • Si el animal afectado ha estado en contacto con otros animales del rebaño debemos asumir que todo el colectivo esté potencialmente infestado y, por tanto, debe ser tratado, incluyendo a aquellos animales que no presenten prurito o lesiones evidentes. Del mismo modo, debe sospecharse que los establos y utillaje estén contaminados con ácaros por lo que deben implementarse medidas exhaustivas de limpieza y desinfección.
  • En áreas endémicas o en explotaciones con historial de sarnas, los tratamientos deben ser periódicos, se recomienda cada 3 meses, de tal forma que en las hembras sea previo al parto y en los machos reproductores, que sirven de reservorios, se haga cada 2 meses. Del mismo modo, se debe tratar a todo el rebaño y repetir los tratamientos (de 2 a 3 veces) en función del ciclo biológico del ácaro ya que los tratamientos no son ovicidas y debe combatirse los ácaros que hayan emergido de huevos existentes pre-tratamiento.
  • Debe tenerse en cuenta los períodos de retirada según el principio activo en las producciones cárnicas y lecheras, y observar las indicaciones particulares en caso de aplicación en animales gestantes.

 

Tabla 2. Indicaciones terapéuticas para las sarnas de los pequeños rumiantes.