Theileria annulata es el agente causal de la theileriosis bovina en la cuenca mediterránea, también conocida como “Fiebre de la costa mediterránea” o “Theileriosis tropical”. Es una enfermedad parasitaria del…
Theileria annulata es el agente causal de la theileriosis bovina en la cuenca mediterránea, también conocida como “Fiebre de la costa mediterránea” o “Theileriosis tropical”. Es una enfermedad parasitaria del…
El cuadro clínico asociado a la coccidiosis ovina es inespecífico, no siendo ninguna de sus manifestaciones clínicas patognomónica, ya que existen otras enfermedades de etiología infecciosa o no que pueden cursar de forma similar. Por tanto, el diagnóstico nunca debe basarse exclusivamente en la valoración clínica de los animales afectados. Para un diagnóstico correcto se deben tener en cuenta conjuntamente los signos clínicos, los datos epidemiológicos, la información obtenida en la necropsia y el examen coprológico. Es probable que se trate de coccidiosis cuando se diagnostica diarrea en corderos de 2-4 semanas a 3-5 meses de edad, asociada a la presencia de factores de estrés (ej. destete), la eliminación de gran cantidad de ooquistes y frecuentemente en animales de lotes de cebo. Sin embargo, la mera presencia de ooquistes no implica enfermedad y debería determinarse si se corresponden con las especies más patógenas. El diagnóstico postmortem puede ser también de gran ayuda y en la necropsia se puede observar la característica enteritis catarral generalizada y hemorragia en ciego y colon, junto al engrosamiento de los ganglios mesentéricos. Además, siempre debe considerarse la situación general del lote o rebaño más que el análisis del individuo aislado.
Recogida de muestras. Como las heces deben recogerse individual y directamente del recto de los corderos; y además se trata de individuos jóvenes de menos de 6 meses de edad, lo más práctico es disponer de pequeñas cucharillas de plástico de borde redondeado que nos permitirán recoger la cantidad necesaria de heces y sin causar lesiones rectales. Los guantes de plástico desechables que normalmente se recomiendan para la extracción de heces de animales adultos, en este caso no son prácticos. Con la cucharilla de plástico recogeremos cuidadosamente las heces que se irán guardando en una bolsa o bote de plástico que puedan cerrarse herméticamente y que se rotularán con el número de identificación del animal utilizando un rotulador de tinta indeleble. Lo ideal sería recoger al menos 3 g de heces, aunque esto puede no ser posible especialmente en los animales de menor edad. Se deben elegir tanto animales sin diarrea como aquellos que presenten diarrea con diferente consistencia fecal. Un tamaño muestral adecuado serían siete animales de un mismo lote, recogiéndose este número de muestras en cada lote afectado. Las muestran se enviarán lo antes posible al laboratorio. Para el envío una nevera o caja de poliestireno expandido (poliexpán) con acumuladores de frío es lo más aconsejable; y si es necesario mediante una empresa de mensajería. Es conveniente, además, que acompañe a las muestras fecales un historial clínico de los animales muestreados y que incluya al menos la edad, fecha de destete, duración de la diarrea si existiese, tratamientos recibidos y si hubiera antecedentes de coccidiosis en la explotación.
Análisis coprológico. Mediante un análisis coprológico se puede detectar y contar los ooquistes de los coccidios en las heces de los animales afectados. Este análisis es sencillo y barato, por lo que es habitualmente el requerido por los veterinarios y ganaderos en un brote de diarreas que se sospecha causado por coccidios. Sin embargo, las infecciones por muchas de las especies de coccidios que parasitan al ganado ovino no producen signos clínicos en el hospedador, incluso cuando las cargas parasitarias son elevadas, por ello es importante distinguir entre las especies patógenas que son las causantes de la diarrea y aquellas sin relevancia clínica. En cualquier caso, la observación de gran cantidad de ooquistes no acompañada de un estudio de las especies implicadas y de un diagnóstico clínico o resultado de necropsia no sería concluyente. Además, un cordero puede presentar diarrea sin que se detecten ooquistes en las heces. Esto se debe a que tras una ingestión masiva de ooquistes y antes de que se produzca el ciclo sexual del parásito, ya se ha causado un daño importante a las células epiteliales del intestino.
Identificación de las especies de coccidios. En el ganado ovino, las especies más importantes son Eimeria ovinoidalis, considerada la especie más patógena, seguida de Eimeria crandallis y de Eimeria ahsata. Para poder identificarlas hay que estudiar microscópicamente los ooquistes esporulados de estos parásitos. La esporulación de los ooquistes sucede en condiciones naturales en el ambiente, puesto que en las heces de los animales afectados se eliminan ooquistes no esporulados, que no pueden identificarse específicamente y que además no son todavía infectantes. En el laboratorio, los ooquistes recogidos de las heces deben incubarse a 25ºC durante 4-5 días para después identificarse microscópicamente según sus características morfométricas. Este es un proceso laborioso que requiere especialistas y además encarece el diagnóstico. Por ello habitualmente no se requiere, aunque sería recomendable que se realizara alguna vez en las explotaciones para identificar las especies de coccidios circulantes.
Factores de riesgo. El conocimiento de la existencia de brotes anteriores y la edad de los animales afectados pueden ayudar al correcto diagnóstico. Las coccidiosis suelen estar ligadas a la cría intensiva, aunque, como ya se ha mencionado, la presencia de coccidios no significa enfermedad (coccidiosis). La coccidiosis aparece cuando los animales ingieren un número elevado de ooquistes esporulados de las especies más patógenas junto a un estado de inmunocompromiso. Este puede estar causado por mala nutrición, infecciones concomitantes o diversos factores estresantes como el destete brusco, cambio de alimentación, alta densidad de animales, transporte o clima riguroso. El conocimiento de la existencia de cualquiera de estos factores no solo nos ayudará en el diagnóstico sino también en el control de la coccidiosis. Los corderos se infectan por ooquistes esporulados que excretaron las madres y otros corderos coetáneos o de lotes anteriores, que han sobrevivido en el suelo. Estos ooquistes son especialmente resistentes a las condiciones ambientales, siendo la falta de humedad el factor más letal para su supervivencia. Por ello debe considerarse la importancia de una adecuada limpieza de los alojamientos y la administración regular de paja limpia y seca a la cama de los corderos durante su crecimiento.
Se puede consultar el artículo sobre coccidiosis ovina ya publicado en la sección “parásito del mes” en el blog:
https://parasitxpert.es/el-parasito-del-mes-coccidiosis-de-los-pequenos-rumiantes/